Tras la derrota sufrida por el Valencia en el Sánchez Pizjuán en la última jornada de Liga, Nuno decidió dejar el timón de este barco que ya zozobraba más de la cuenta para él. Aunque desde la directiva intentaron convencerle para que se quedara, nada cambió la decisión del técnico y el equipo ché tendría que buscar nuevo entrenador para mejorar su situación esta temporada.
En este sentido, Peter Lim y Layhoon quizá quisieron retenerle porque fue la primera apuesta de esta nueva directiva, pero todo parecía indicar que el portugués no iba a permanecer mucho más tiempo por Mestalla, y es que hay que reconocer que ha habido una fractura total entre el técnico y la afición, y lo que es más grave, entre Nuno y sus jugadores.
Es cierto que a veces la afición peca de falta de memoria, pues el Valencia, con 77 puntos hizo la mejor clasificación de su historia el año pasado (fue cuarto), sellando el pase para la ronde previa de la Champions. Pero de nada sirve todo eso si al llegar este curso el equipo tiene que jugarse el pase a la siguiente ronda europea en el último partido (y sin depender de sí mismo). Primera señal de que las cosas no se están haciendo bien.
En cuanto a los jugadores, el entrenador no está sólo para ordenar y mandar. Es esencial que sepa transmitir, que aconseje a sus pupilos, que los apoye, que consiga que entre todos formen una piña, algo que parece no haber conseguido Nuno, pues sigue sin entenderse su inquina personal (aunque él no lo califica de esa manera) con Negredo. Segunda señal.
El portugués repetía este año al tener la plantilla más joven de Primera. Un equipo repleto de jugadores que quieren demostrar lo que valen y cuyo talento es desbordante. Sin embargo, no ha sabido sacar el 100% de ese potencial y el Valencia se ha mostrado débil y titubeante incluso cuando ha ganado. Cabe resaltar el hecho de que, hasta con victoria, la afición de Mestalla ha entonado su “Nuno vete ya”. Si hasta cuando lo haces bien tus seguidores quieren que te vayas, mal asunto. Tercera señal.
Por eso, y volvemos al principio, la mejor decisión que podía tomar el ya extécnico ché era la de marcharse. En muchas ocasiones se culpa al entrenador de los malos resultados y la situación de un equipo no puede resumirse sólo a eso, pero en el caso del Valencia la mayor responsabilidad parece tenerla Nuno, pues su ‘prepotencia’ (y perdón por el término) le ha impedido conectar con lo verdaderamente importante.
Ahora, el Valencia tiene nuevo entrenador: Gary Neville, exjugador del Manchester United y hermano de Phil Neville (que ya estaba en el club desde hace algunos meses). Aunque puede pecar de cierta inexperiencia pues su devenir en los banquillos se resume a ser ayudante del seleccionador Roy Hodgson en la selección inglesa, quizá ese punto de ‘juventud’ al frente de un equipo le haga conectar más con la otra juventud, la de sus nuevos jugadores.
Neville se estrenará en el partido ante el Olimpique de Lyon, sin duda un plato fuerte. Hasta entonces Salvador González ‘Voro’ se hará cargo del club en calidad de interino. De hecho ayer el delegado del club ché vivía su particular estreno en el banquillo (aunque no es la primera vez que ocupa la interinidad) en el partido de copa del Valencia frente al Barakaldo (que ganó por 1-3).
Puede que fuera la suerte del principiante o la tónica de que “a entrenador nuevo, victoria segura”, lo cierto y verdad es que ganar era el mejor bálsamo para un Valencia castigado y que merecía una alegría como ésta que lo lleve a renacer.