No es bueno traspasar los límites. Unas veces es éticamente incorrecto y otras desencadena ilegalidades o consecuencias nocivas. Y cuando un club de fútbol veta a un medio de comunicación de gran calado como puede ser un diario de tirada nacional o una emisora de radio estatal, lo que está haciendo es un acto contra la libertad de información (clave para la formación de la opinión pública) una extensión de un derecho fundamental como es el de la libertad de expresión.
Un acto de extrema gravedad que parece que algunos clubes (de países con plenas garantías democráticas) no les tiembla la mano a la hora de ejecutarlo. Es el caso de un histórico escocés (aún en crisis) como es el Glasgow Rangers que esta semana ha sorprendido a la ciudadanía británica al prohibir el acceso a ruedas de prensas y no permitir la cobertura de sus encuentros al periodista Chris McLaughlin, reputado periodista de BBC Scotland, por considerar que informa de manera «peyorativa» del conjunto ‘protestante’.
Ante esta situación la BBC, se sitúa a favor de su profesional y entiende que el Glasgow Rangers actúa de manera injustificable por lo que decidió que hasta que el veto sobre McLaughlin no se levante, ningún otro periodista de la BBC entrará en Ibrox Park ni en ninguna instalación del club azulino, por lo que se informará del club escocés desde la distancia. Una actitud ejemplar que toma la BBC ya que la gravedad de la situación requiere una medida igual de contundente, además la cadena británica no es sospechosa de ser un medio sesgado, sensacionalista y convencional, sino que su gran notoriedad viene avalada por su seriedad, profesionalidad y alta calidad de sus productos. Todo esto, unido a que es una cadena pública sufragada por una cuota (o canon) anual por todo los británicos, algo que da más relevancia a la medida del Rangers que da la espalda, de una manera metafórica, a toda la población de Gran Bretaña.
El veto no debe ser nunca la solución en caso de que el club tenga tiranteces con un determinado medio, más aún si es de gran peso mediático como la BBC. El Glasgow Rangers debe garantizar el libre acceso a la información y si quiere resaltar protesta alguna tiene el derecho de que los miembros de su equipo no respondan a un determinado medio, como hizo Daniel Alves con el diario Marca hace unas semanas, pero nunca limitar el acceso a una rueda de prensa o un encuentro. Ha costado mucho garantizar el derecho a la libre información, y en algunos países hay gente que da su vida porque aún lucha porque se reconozca este derecho, todo para que llegue ahora un club de fútbol y traspase, de manera procaz, los límites.