La mujer y su andadura en el fútbol profesional viene de antiguo pero no empezó a tener una repercusión importante hasta que en 1999, concretamente en la final del mundial de fútbol femenino, 90.000 almas se concentran en el angelino estadio Rose Bowl para ver como Estados Unidos se imponía a China en los penaltis. En ese transcurso ha habido un montón de heroínas que han contribuido al reconocimiento internacional del fútbol femenino, pero en la otra cara de la moneda ha habido auténticas pioneras que se introdujeron en un mundo a priori vetados para ellas, el fútbol masculino.
Gracias a estas pioneras se han derribados barreras que pese al largo camino que aún queda por recorrer han introducido a la mujer en un mundo dominado por el sexo masculino. Sólo queda el último obstáculo que los círculos de poder se mantienen en conservarlo como algo insalvable, el que una mujer milite profesionalmente un equipo masculino. En 2004, la genial jugadora mexicana Maribel Domínguez ‘Marigol’, a quien pudimos ver en España vistiendo las elásticas del Barcelona y el Estartit, fue privada de fichar por el Atlético Celaya (equipo conocido por ser lugar de retiro de Míchel y Butragueño), al entender el Comité Ejecutivo de la FIFA que «se debe mantener una clara división entre el fútbol masculino y el femenino».
Pero en los otros ámbitos de fútbol masculino las murallas sexistas han caído y por fin se ha podido ver a representantes femeninas. Un ejemplo de ello es Carolina Morace, exfutbolista italiana que en 1999 pasó a la historia al ser la primera mujer de un equipo masculino al tomar las riendas del Viterbese de la C1, una experiencia momentánea que precedió una exitosa carrera en los banquillos como seleccionadora de los combinados femeninos de Italia y Canadá. Pero el rizo se rizaría esta campaña cuando el pasado verano el Clermont Foot de la Ligue 2 francesa contrataba a la portuguesa Helena Costa como entrenadora. Otro hito se iba a cumplir, pero la exseleccionadora de Catar e Irán dejó el puesto a poco de iniciarse la competición. Su lugar fue ocupado por la francesa Corinne Diacre, gran estrella del fútbol femenino galo, que tendría el honor de ser la primera entrenadora de un equipo masculino profesional.
En el tema del arbitraje también ha habido pioneras que han demostrado que ser árbitro de una liga profesional no tiene que estar reñido con ser mujer. En nuestro país, Carolina Domenech lo demostró en 1998 al ascender a Segunda B y un año más tarde al convertirse en la primera, y única hasta el momento, mujer que actúa de asistente en un partido de Primera División. En 2002 dejó el arbitraje al sentirse «vetada por ser mujer», pero abrió una puerta que cruzarían con éxito Marisa Villa (cuyo notoriedad ascendió al ser blanco de unas declaraciones machista del exfutbolista Daniel Fagiani) y Judith Romano, que han conseguido ser árbitros asistentes en nuestra Segunda División. Otras competiciones como la Premier con Sian Massey–Ellis o la Bundesliga con Bibiana Steinhaus (que recientemente ha protagonizado un polémico incidente con Guardiola) también apuestan por las mujeres como jueces balompédicas.
Otro ámbito que parece estar reservado para los hombres el de comentaristas de fútbol. Obviando la faceta de comentarista a pie de campo que parece que la figura femenina está relativamente asentada, con respecto a la figura de comentarista con mayúsculas, ese que está en la cabina de prensa con el narrador del encuentro y sus comentarios nos acompañan durante todo el partido, no sólo en momentos puntuales, aún cuesta ver a una cara femenina. La argentina Viviana Vila fue una autentica precursora de ello. Tras varios años en Radio Continental, esta periodista consiguió subiendo de escalafón hasta convertirse en comentarista de fútbol en la radio bonaerense lo que le permitió dar el salto en televisión para comentar encuentros de la Primera División argentina. En Europa no fue hasta 2007 que encontramos a la primera comentarista ‘titular’, la británica Jacqui Oatley que comentaba los partidos de la Premier League en el programa ‘Match of the day’ de BBC Radio. En España, recientemente tenemos la figura de Natalia Arroyo que actualmente comenta partidos de la Liga Femenina y la Liga BBVA en Gol Televisión.
Por otra parte está la faceta directiva, donde varias mujeres han sido las encargadas del devenir general de varios clubes. En España los ejemplos más significativos han sido los de Teresa Rivero, presidenta del Rayo Vallecano durante más de una decada, que en un momento dado dio nombre al estadio del club madrileño, María de la Peña, que máxima responsable de la Real Sociedad o Isabel Tarragó (hoy día, única presidenta del fútbol profesional en España) cuya magnífica gestión ha supuesto el ascenso a Segunda del modesto Llagostera.
Todas estas pioneras constituyen ejemplos admirables que suponen una subversión necesaria de algo que se ha impuesto por ‘tradición’, bebiendo del cliché «el fútbol es un deporte de hombres». Pero aún queda mucho camino por andar, y con el tiempo, se mirará atrás y se verá que las barreras que aún queda por caer, han desaparecido.