En la vida como en el fútbol, los grandes combates políticos y económicos, ahora librados en los macro-escenarios y donde los mercados y sus dóciles sirvientes (donde se encuentran los gobiernos), tienden a olvidar al ciudadano común, al igual que las organizaciones futbolísticas tienden a ignorar al elemento básico, el aficionado.
Michel Platini, que llegó a la presidencia de la UEFA con un discurso al estilo de un Robin Hood post-moderno pero sin el característico arco y flecha del mítico justiciero de los bosques de Nottingham, eligió los fundos de inversión cuyos activos son futbolistas (Doyen Group, Quality Sport, DIS) como su principal objetivo a batir. Y parece que lo ha logrado, ya que a partir de mayo de este 2015 los pases de los futbolistas dejarán de poder ser compartidos con estas empresas de inversión en todo el territorio UEFA.
El dirigente francés, que tantas veces evoca su glorioso pasado como jugador, debería recordar que en su época dorada en una Juventus propriedad de la familia Agnelli, dueña de la FIAT y una de las más ricas e poderosas de Italia y del mundo en sí, y donde cohabitaba con otros grandes jugadores como el polaco Boniek o los internacionales italianos Rossi, Tardelli o Scirea. Fue al lado de esos ‘cracks’ y bajo la dirección de Giovanni Trapattoni que Platini se consagró campeón europeo, italiano, intercontinental, además de ganar la Supercopa de Europa y la Recopa.
En nombre de la transparencia, el futbolista transformado a político llamado Platini se obceca con esos molinos convertidos en gigantes que se denominan fondos de inversión. En este ajedrez de los macro-escenarios, parece que son olvidados los peones, los casos ‘micro’, los que afectan a jugadores que se quejan de que los clubes no pagan los salarios pactados, o a los aficionados que ven que la mala gestión de empresarios de pacotilla lleve al club de sus amores a la extinción.
Platini otrora beneficiado por el fútbol negocio en su etapa de ‘juventino’ no ha virado su rumbo para convertirse en el adalid del verdadero fútbol, ese que pertenece a los aficionados y los futbolistas, por mucho que diga lo contrario. Así Platini se ha convertido en un Blatter a pequeña escala, defensor del ‘macrofútbol’ y puede que también metido en alguna que otra corruptela. Habrá que ver si Ginola (otro gran jugador francés) se convierte en presidente de la FIFA, pone sus empeños para que el verdadero fútbol vuelva a ser el protagonista.