Dos sucesos lamentables protagonizados por dos ‘divos’ del fútbol llenaron portadas en esta semana. Uno fue allende los Pirineos en Francia. El adinerado París Saint- Germain se las tenía que ver contra el Girondins de Burdeos en su camino de reeditar el título de la Ligue 1. Resultado: partido difícil, arbitraje confuso, y al final el PSG acabó perdiendo por tres tantos a dos. Ya en el túnel de vestuarios el astro sueco, Zlatan Ibrahimovic, soltaba lindezas para todo el mundo. Y entonces abrió la caja de Pandora al decir que un arbitraje así sólo se podía pasar “en un país de mierda como Francia”. Los aficionados franceses ‘adoraron’ (especialmente gente reaccionaria como Marine Le Pen) la manera en la que Ibra se refirió al país que le da trabajo.
Y de Burdeos, vamos un poco más al sur, a España. El Real Madrid de nuevo está jugando regular, y encima contra un rival asequible como el Levante. Minuto 37 de la segunda parte, Cristiano Ronaldo lanza una pared con Benzema que ante la presión granota retrasa el balón hasta que acaba en posesión del cuadro visitante tras fuera de juego de Marcelo. La afición madridista les obsequia con una fuerte pitada. El futbolista luso levanta la cabeza, mira atentamente al graderío, y con un gesto de desaprobación dice «Fodam-se» (qué os jodan en castellano).
En España, lío a la vista y detractores del luso contra los que lo apoyan. En Francia, casi un conflicto diplomático, con mucha gente pidiendo que Ibra deje el país y que el embajador sueco en tierras galas tenga que proncunciarse. Tenemos dos sucesos similares, pues tanto Cristiano como Ibrahimovic, ofendieron a sus seguidores y merecen una reprimenda.
Sin embargo no hay que ser cínicos. Vivimos en un mundo que hace mucho tiempo perdió a elegancia. En muchas de las manifestaciones de estos días, la multitud manda a Rajoy o a cualquier otro miembro del gobierno bien lejos. Insultamos (aunque sea bajo la seguridad de nuestro techo) a quien piensa diferente, a quien creemos que interrumpe el tráfico mientras vamos conduciendo, en definitiva… las ‘palabrotas’ están incorporadas a nuestro vocabulario diario.
Cristiano Ronaldo insultó ‘por lo bajini’, lo que pasa que gracias a las cámaras de televisión pudimos leer sus labios y ver sus intenciones. Ibrahimovic, por su parte fue captado por las cámaras del vestuario. Estaba airado, y probablemente quisiese ofender a la federación francesa y a sus árbitros, no al pueblo francés. Es verdad, que ellos no son niños, y saben que son seguidos por las cámaras y que deben dar ejemplo a mucha gente que los tienen como referente, pero también es verdad que son humanos y que como tal pueden equivocarse. Aunque ya han sido juzgados por la inmensa mayoría de los aficionados y los medios, Ibrahimovic y Cristiano Ronaldo no son máquinas de sonreír y siempre que pidan perdón (algo que sólo ha hecho Ibrahimovic) se les debe restar importancia sus salidas de tono. Pues acaso nosotros, al sentirnos contrariados, ¿no hemos hecho gala del refrán «por la boca muere el pez?