Parece que las aguas corren turbulentas en la parte azulgrana de ciudad de Barcelona, y como siempre en el ojo del huracán está Leo Messi. El argentino fue señalado por algunos ante su actitud poco displicente en el partido ante la Real Sociedad (quizá motivada por su suplencia inicial) y para rizar el rizo se ausentó del entrenamiento del día posterior al encuentro en Anoeta por una gastroenteritis (algo que «acostumbra ser una excusa» según palabras de Xavi Hernández).
A raíz de ello, Luis Enrique, poco convencido de la causa que motivó la ausencia del rosarino, quiso aplicarle un proceso disciplinario, algo que no llevó a cabo tras la mediación de los capitanes del Barcelona; Xavi, Iniesta y Busquets, para no avivar la tensión y desencadenar un conflicto. De esta manera, se puede haber llegado a un punto de retorno en las filas azulgranas pues si la cuerda se tensa en la relación entre el técnico asturiano y Messi, el eslabón más débil, en este caso el referente al entrenador, es el que se rompería, ‘ganando la batalla’ el astro argentino.
Ahora mismo sería descabellado pensar que Luis Enrique esté presto a pasar por la picota y dejar su puesto de técnico en Can Barça, pero la sobreprotección y el mimo que las instituciones azulgranas profesan a Messi, podrían desembocar en que cualquier desavenencia del asturiano con el rosarino que se desarrolle en un futuro próximo sí suponga el cese del entrenador.
Esta hipótesis llega con sólo ver el sumo celo que tiene Bartomeu con Leo Messi, reflejado en la presteza en cumplir las exigencias monetarias del argentino a la hora de acordar su última renovación, el grito al cielo que habrá dado tras los guiños de Messi al Chelsea vía Instagram (si la afición y los medios le han dado importancia, Bartomeu también), o que ni el futbolista rosarino ni ningún otro de sus compañeros carguen responsabilidades algunas, y que sea Zubizarreta, con su reciente dimisión, la única víctima de la depuración orquestada ante la mala racha de resultados. El Barcelona se desgaja en un punto retorno y todo sea por el que, posiblemente sea el mejor jugador de esta década, siga sonriendo.