El planeta fútbol ha temblado cuando se el pasado domingo se difundió que el gobierno de la República Popular China sitúe al fútbol como asignatura obligatoria en todas las escuelas del país, lo que significa que más de 200 millones de niños de primaria y secundaria recibirán libros de texto en los que se les explicarán tácticas y estrategias, y una vez formados en la teoría, los que destaquen al tiempo podrán formarse en las más 20.000 escuelas de fútbol que tienen pensado instaurar en los próximos tres años. En definitiva, China llegaría a producir cerca de cien mil jugadores profesionales al año.
Desde que China tomara en cuenta, a través de las tesis comunistas de la extintas URSS y RDA, que no hay mejor propaganda para un régimen que los éxitos deportivos, el gobierno del tercer país del mundo ha potenciado su programa deportivo y en cuestión de unos años ese esfuerzo ha cristalizado hasta llevar a China en una potencia en el panorama multidisciplinar del deporte. Algo que se puede ver en la evolución de la nación china en las Olimpiadas, que de estar no participando y poniéndose a punto en los años 70 a estar siempre en el ‘top five’, llegando al podio en la últimas cuatro ediciones (tercero en Sydney 2000, segundo en Atenas 2004 y Londres 2012, y primero en Pekín 2008). Esta clara apuesta por el desarrollo deportivo también se ve si se constata que en deportes en lo que China tenía una presencia residual ahora son una potencia como puede ser la natación, el patinaje artístico o la vela.
Si el desarrollo deportivo de China es un hecho gracias a las medidas institucionales de fomento entre la población, si ahora esas medidas se centran en el fútbol, China en cuestión de veinte o treinta años (lo que supone un cambio generacional) podría convertirse en una potencia mundial. No es por tema de calidad, como pueden tener los sudamericanos (que parecen genéticamente predispuestos), o de físico, como pueden tener los africanos (otros que parecen venir de serie), sino por una razón estadística. China concentra más de 1.300 millones de habitantes (casi un 20% de la población mundial) por lo que por probabilidad, si desarrolla un buen programa de fomento del fútbol, llegaría a tener varios profesionales de primer nivel generación tras generación.