Lleva casi una década en las antípodas y allí ha hecho una tarea que para muchos podría considerarse titánica, y no es otra que convertir un equipo neozelandés como el Auckland City en el máximo dominador de una confederación como la OFC (con siete títulos de la Champions oceánica) y que se codee, con muchísimo mérito, con los grandes clubes mundiales en el Mundial de Clubes de la FIFA. Estamos hablando de Ramón Tribulietx quien en unos días arranca su décima temporada en el conjunto neozelandés pero antes aceptó la invitación de La Paradinha para hablar de su experiencia allí.
Pregunta: ¿Cómo pasas de entrenar al Castelldefels a fichar por el Auckland City?
Respuesta: Bueno en mi época de futbolista había jugado en el Auckland City y sí que es verdad que fue un poco una casualidad… yo había hecho muchos contactos allí y había hecho muchos amigos, y fue la casualidad que el club buscaba cambiar el estilo de juego que tenía el equipo, que era un estilo inglés, muy directo, como se lleva mucho por ahí y entonces coincidí con un directivo mientras estaba viendo un Barça-Espanyol, junto un compañero mío, Xavi Roca, que había jugado en el Barcelona. Total, este directivo que estaba conmigo pues hablando informalmente surgió la posibilidad, y cuando volvió a Nueva Zelanda habló con el club y pensaron que sería una buena idea traerme para entrenar al equipo y a Roca como jugador para facilitarme las cosas desde dentro del terreno de juego. Esto fue en 2008, yo ya conocía ya el país y ya me conocían desde el club, entonces hicieron una oferta y tanto a mí como a Xavi Roca nos gustó y nos motivó la idea y decidimos aventurarnos y desde ese día hasta ahora.
P: ¿Cómo fueron tus primeros años allí?
R: Piensa que allí es como el estilo inglés, se llevaba mucho la figura del ‘manager’ antes, con lo cual yo empecé los primeros años de asistente, pero era digamos el entrenador en el campo, pues el ‘manager’, entonces Paul Posa, no entrenaba, era el que daba un poco la cara con la prensa y era el que hacía la charla pre-partido, pero el que entrenaba el equipo era yo bajo su tutela. En principio este era el acuerdo y al partir del tercer año cogí las riendas yo, pues Posa decidió que ya tenía suficiente, y me dieron el equipo a mí en la 2010/2011.
P: Apuestas por aplicar un fútbol de toque como el del Barça de Guardiola, ¿cómo se traslada eso al fútbol neozelandés? ¿Por qué decides ese tipo de filosofía?
R: No fue fácil al principio, porque piensa que los jugadores que había por entonces eran más bien físicos, menos técnicos y luego la mentalidad de la gente del club que era también más inglesa, estaban acostumbrados a ver un estilo de juego directo, por lo cual no entendían muchas de las cosas que yo intentaba hacer, y a nivel de entrenamiento, muchos jugadores no entendían y les costaba adaptarse, y en el campo, a veces el público en casa, si el partido no iba muy bien, nos abucheaba un poquito.
Los primeros dos años costaron, pero a base de mucho trabajo, de intentar encontrar jugadores neozelandeses con otras condiciones, con una capacidad más técnica que entendieran un poco más el fútbol de asociación que no el físico, y poco a poco, con jugadores que traje yo de aquí de España y de otras ligas europeas, cambiamos un poquito la manera de entender el fútbol no sólo a nivel de jugadores sino además a nivel de club. Pues eso, con tiempo, mucho trabajo y paciencia, y tras cambiar muchas cosas, el equipo ahora no tiene nada que ver con el que era allá por el año 2009/10.
También hay que decir que este equipo es un club de origen croata, pues los fundadores son segunda y tercera generación de emigrantes croatas, por lo que ellos sí que tienen esa idea del fútbol europeo más moderno, y no tan directo como el fútbol inglés. Cabe recordar que Nueva Zelanda es un país anglosajón, ven la Premier League, y entendían el fútbol de aquella manera: directo, físico, jugadores más fuertes y menos técnicos, y jugar atrás nada, jugar todo para arriba y a pelearse. Por lo que ellos siendo de origen croata y con otra manera de entender el fútbol como la manera europea del este, o un poco como la nuestra, pues decidieron que no querían jugar así y me contrataron a mí. Y al final con muchos años de trabajo hemos conseguido ser un poquito como la oveja negra de Nueva Zelanda, porque si ves a la selección de Nueva Zelanda en la pasada Confederaciones, y ves que la entrena un inglés (Anthony Hudson) y que hace un estilo muy directo, con defensa muy alta, mucha presión y con el balón saliendo desde atrás de manera directa. Así, nosotros somos el equipo diferente de Nueva Zelanda y estamos muy orgullosos de serlo.
P: El Auckland City es el claro dominador de Oceanía, ¿crees que le vendría mejor otro reto, como por ejemplo integrarse en la A-League como el Wellington Phoenix?
R: Sí, seguro. El club ya lo ha hecho público, el año pasado el presidente ya dijo que el club está trabajando con muchas ganas intentando hacer una propuesta que seduzca a la federación australiana para que deje al club integrarse en la Hyundai A-League. Para nosotros sería un reto importante, pero además un reto que nos encantaría tener porque no es que se nos haya quedado pequeño Nueva Zelanda ni la confederación oceánica pero sí que es verdad que el club quiere crecer, y para crecer pues la opción más lógica sería la de integrarse en la liga australiana.
P: Tu gran labor en el conjunto neozelandés seguro que no ha pasado desapercibido ¿has recibido muchas ofertas al hilo de ello?
R: Bueno sí que es verdad que ha habido en el pasado el interés de un club de la liga australiana, y también tuve una oferta desde Hong Kong que la cual no acepté porque tengo las cosas claras, y no quiero ir a un sitio por el mero hecho de entrenar a fútbol, ya que a mí me motiva los retos donde el proyecto futbolístico sea interesante y donde se pueda trabajar. Pues eso, yo para moverme del Auckland tiene que haber un proyecto de fútbol interesante, donde me dejen trabajar, donde crean en mis ideas, donde yo sienta que puedo aportar y el reto me motive. Y he tenido varias ofertas, pero esto no se ha dado.
Aún así, yo no cierro la puerta ni mucho menos porque soy una persona ambiciosa y llevo nueve años en Nueva Zelanda, esta será mi décima temporada, y sí que tengo la sensación de que necesito un reto nuevo, un salto adelante y probar en otra competición de un poco más de nivel donde yo tenga que esforzarme, porque en Nueva Zelanda de tanto trabajar allí ya uno se acostumbra. De todas formas yo estoy muy contento en el Auckland City y ya el tiempo dirá si se puede dar ese cambio de aires.
P: Has tenido algunos jugadores españoles en el Auckland, ¿cómo suele ser su aclimatación? ¿Piensas en seguir apostando por traer más al equipo?
P: No suele ser difícil, pues ya somos unos cuantos españoles aquí. Yo ya me encargo de hacerles ver que cuando sales de la liga española, normalmente lo que va a haber no va a ser igual, va a ser a otro nivel, esa es la principal circunstancia del futbolista español. El año pasado firmamos a Zubikarai, el portero de la Real Sociedad durante ocho años, y tuve que hacerle entender que tenía que venir con la mente abierta porque las condiciones que tenemos allí a todos los niveles no son las mismas que puedes tener en un club como la Real. Pues bueno, para su aclimatación se intenta hablar mucho con ellos, intentando dar el soporte que necesiten en cualquier momento y sobre todo intentamos firmar jugadores que vengan de la liga española pero que sean, además, personas que hayan tenido ya experiencias en el extranjero o que tengan un carácter abierto y adaptabilidad, y evidentemente, que entiendan el estilo asociativo que queremos jugar, algo que viniendo de la liga española, se da ya por supuesto.
Además, traer estos tipos de futbolistas es bueno para convencer del estilo asociativo a los jugadores locales que tenemos, que aunque ya estén adaptados a ese estilo de juego que defendemos, han sido criados en un estilo de juego muy directo y fácilmente en algunas situaciones pueden volver a viejos hábitos. El problema que tenemos ahora es que las cosas se están volviendo cada vez más complicadas, pues la OFC ha hecho un cambio en la normativa justo para esta temporada y ha pasado de no haber ninguna limitación de extranjeros a limitar a tres los foráneos más un jugador del continente oceánico, y ahora nosotros tenemos varios extranjeros y nos encontramos con un problema. En la liga nacional el límite es de siete más uno, en el Mundial de clubes no hay límite, y en la Champions oceánica, que es el torneo más importante para nosotros, pues de golpe sólo se pueden utilizar tres más uno, por lo cual este año estamos haciendo un trabajo de readaptar la plantilla a esta situación.
P: ¿Qué diferencias notables hay entre el fútbol europeo y el fútbol de las antípodas?
R: Bueno, sobre todo a nivel organizativo y administrativo, la competición en Oceanía es una competición semiprofesional. Van mejorando pero no se puede comparar con una competición UEFA, y luego, evidentemente el nivel de fútbol, al ser una competición semiprofesional el nivel de los jugadores no es el mismo. Sí que la mentalidad es buena, son gente abierta, son gente que quieren mejorar, y desde mi punto de vista, no tiene nada que ver la competición nacional como la Champions oceánica que disputé por primera vez en 2008 a la del año pasado… las cosas han mejorado muchísimo. En ese aspecto, el síntoma de mejora es importante pero no es lo mismo jugar una competición UEFA como la liga española que jugar la liga neozelandesa,
Por eso, es mejor no intentar equipararse, porque es muy complicado, y seguir con esa mentalidad positiva de querer seguir mejorando, y sí las cosas se siguen haciendo como se están haciendo, habrá una mejora significativa y en los próximos años veremos a más jugadores del continente oceánico desembarcando en competiciones europeas. De hecho tengo entendido que había un jugador de Vanuatu que ha jugado el mundial sub 20 y que estaba a prueba en el Leganés (Bong Kalo), y yo creo que en un futuro veremos más situaciones de este tipo, porque a pesar de que sea la confederación más pequeña del mundo, también hay calidad y se trabaja bien.
P: ¿No tienes morriña de volver a entrenar en España?
R: Sí, seguramente. Yo lo que tengo claro es que allí donde entrene tiene que ser un sitio donde yo me sienta realizado. Si es un proyecto que me motive, pues me gustaría que un día de estos, más pronto que tarde, poder tener una oportunidad por aquí o sino es en la liga española pues en Europa. Pero como en el fútbol no puedes planificar, porque puede cambiar todo de un día para otro, ahora mismo sé donde estoy y aquí estoy bien y si algún día me sale una posibilidad que me convenza, no tendría ningún problema en aceptarla.
P: El Auckland tiene el récord de participaciones en el Mundialito, y una vez quedasteis terceros en 2014, ¿qué significó eso para el equipo y para la afición? ¿Es factible llegar a una final?
R: Pues te puedes imaginar… es algo tan inesperado. No quiero decir la palabra milagro porque no quiero faltar el respeto a los jugadores ni al staff ni al club. Es difícil describir, es como si coges a un equipo de Segunda B casi, y lo pusieras en un Mundial de clubes y quedara tercero. Es algo parecido, a eso. Es un club con un presupuesto bajo que no tiene nada que ver con cualquiera de los clubes que participan en el Mundial de clubes, que no sólo gana un partido y compite bien en un partido sino que compite bien en cuatro partidos contra clubes y jugadores que están a otro nivel, es incomparable.
Entonces, competir bien, no sólo ese año que quedamos terceros, que fue indescriptible como el hecho de tener un jugador en el pódium (Ivan Vicelich) tras Cristiano Ronaldo y Ramos como tercer mejor jugador del Mundial, sino que cada año que vamos al Mundial hayamos ganado o perdido, creo que hemos, más que dar la cara, hemos competido. El año pasado perdimos dos a uno contra el Kashima Antlers en el último minuto, tras adelantarnos por uno a cero y jugar un buen partido ante un rival que luego llevó al Real Madrid a la prórroga en la final… Eso demuestra que cada año estamos ahí competiendo, algo que para un club como el Auckland es muy importante.
Y lo de llegar a la final de un Mundialito es muy complicado. De hecho el lograr el tercer puesto era, en teoría, imposible. Pero bueno el fútbol tiene esas cosas, entonces, yo creo que para repetir una actuación como la del 2014 tienen que pasar muchos años porque no es fácil que un club con nuestras características pueda hacer otra campaña parecida. La respuesta está en el esfuerzo y en la motivación, así este año en Abu Dabi iremos con todas las ganas del mundo a intentar hacerlo lo mejor posible pero para poder llegar a la final se tienen que alinear muchos astros. Hacia eso trabajaremos pero hay que tener los pies en el suelo, ya que el primer partido ya es bastante complicado, pues jugamos contra el mejor equipo de Emiratos, el Al-Jazira, que lo entrena Ten Cate y que acaba de fichar a Lassana Diarra, algo que te va diciendo ya el nivel de ese equipo. En definitiva, iremos con mucha humildad y ya veremos qué pasa.
P: Vuestro gran rival en Nueva Zelanda es el Waitakere United, ¿cómo se viven allí esos enfrentamientos? ¿Son extrapolables a un derbi español?
R: El partido contra el Waitakere sí que es el derbi local, pues es el club que ha estado más cerca de nosotros, pero en los últimos dos años lo ha estado el Team Welington, un club de la capital contra el que hemos jugado las dos finales, con lo cual el rival que se nos ha acercado más ha ido variando en estos siete últimos años. El derbi con el Waitakere no se puede comparar con un derbi español, pues a lo mejor vienen 2.000 o 2.500 personas como mucho, y la trascendencia que tiene a nivel de prensa pues no es la misma, no se puede comparar. Estamos hablando de un deporte, el fútbol, que es el tercero o cuarto en Nueva Zelanda, frente a una de las tres mejores ligas de Europa con dos de los cinco equipos más grandes del mundo. No hay comparación posible, pero oye, nosotros nos conformamos con lo que tenemos, y este partido siempre que llega motiva tanto a ellos como a nosotros y siempre son muy disputados.
P: Has colaborado con la selección de Islas Salomón, ¿no es así? ¿Qué labor desempeñabas?
R: Sí, estuve el año pasado en la Copa de Naciones de Oceanía como asesor táctico y técnico de Islas Salomón. Había un entrenador y me firmaron para cambiar tres o cuatro cosas a nivel táctico para ayudar al equipo a clasificarse para la siguiente ronda de clasificación para el Mundial. El mínimo exigido era ser terceros de grupo y pasar a la siguiente ronda clasificatoria y al final llegamos a semifinales, por lo que no estuvo nada mal y salimos muy contentos. De hecho, estuvimos hablando para seguir entrenando este año, pero al final no llegamos a un acuerdo y tengo entendido que ellos habían hablado con un español (Felipe Vera-Arango) que estaba entrenando allí para que cogiera la selección a principio de año, y nada, espero que le vaya muy bien.
P: Pero el deporte nacional sigue siendo el rugby, ¿qué le falta al fútbol para llegar a esas cotas de popularidad?
R: Es complicado, porque piensa que el rugby es lo que llevan en la sangre allí, por lo que es difícil cambiar la mentalidad a los ‘kiwis’. Sí que es verdad que a nivel de categorías inferiores, el fútbol es el deporte más jugado de largo. Ya hace unos años que pasó por delante al rugby y ahora en los menores de dieciséis años, el fútbol es el deporte más jugado. Por otra parte, la gente en Nueva Zelanda no tiene la mentalidad esta de ponerse delante del televisor a seguir eventos deportivos de la misma manera que aquí en España. Con lo cual, ellos tienen claro que su deporte es el rugby y esa mentalidad va a ser muy complicada cambiarla. Sí que el fútbol poco a poco va levantando más interés pero que desbanque al rugby de la ‘pole position’ me parece a mí que nosotros no lo vamos a ver.
P: ¿Qué es lo positivo de vivir en Nueva Zelanda? ¿Y lo negativo?
R: Lo positivo es que estoy trabajando en lo que a mí me gusta: ser profesional del fútbol, algo que no es fácil, pues hay muchos buenos entrenadores que no están entrenando, por lo que me siento un privilegiado. Aparte, me encanta Nueva Zelanda, es un país fantástico donde se vive muy bien. Es muy diferente a lo que sería España, hay mucho menos bullicio, la gente va un poco más tranquila, y quizá por eso, echas de menos ese ambiente más social que hay en España y la distancia… pues claro, si a veces estás solo allí hace que pues cueste un poco más tirar para adelante, pero bueno, también es verdad que ya en Nueva Zelanda tengo muchos amigos y conozco a mucha gente, y a veces no se me hace tan complicado. Y eso, el lado negativo de Nueva Zelanda sería ese, que está tan lejos que no puedes venir a España asiduamente, mientras el lado positivo es que es un país fantástico con gente muy abierta y muy maja y donde se vive muy bien y me puedo desarrollar como entrenador.