El 9 de noviembre de 1989 cayó el muro de Berlín y se daba el primer paso importante para la reunificación alemana tras más de cuarenta años de división. Tras un proceso que tuvo como pieza clave la democratización de la extinta RDA, la vuelta a una sola Alemana culminó el 3 de octubre de 1990 con el Tratado de Unificación. Meses antes la selección de Alemania Federal alzaba en Roma su tercer mundial y ya los aficionados alemanes veían que la reunificación traería más potencial de la mano de jugadores como Ulf Kirsten, Matthias Sammer, Thomas Doll o Andreas Thom, y se preparaban para un dominio futbolístico germano.
Pero la Alemania unificada no terminaba de carburar y en el primer envite se llevó la primera decepción al caer ante Dinamarca, la cenicienta invitada a última hora, en el europeo de Suecia 1992. Tras ese fiasco hubo dos momentos de gloria teutona con la consecución de la Eurocopa de 1996, con aquel gol de oro de Bierhoff y la final en el mundial de Corea y Japón, que muchos alemanes como Oliver Kahn, recuerdan amargamente.
Pero entonces llegó Joachim Löw y en su primer periplo llevó a la Mannschaft a ser subcampeona de Europa cediendo sólo ante la España de Luis Aragonés. A partir de entonces fue paso a paso confeccionando un sistema y generando una identidad que por fin ha germinado en forma del mejor título posible, la Copa del Mundo.
El momento
Segunda parte de la prórroga. Ambos selecciones se habían respetado (o temido según se vea) durante todo el encuentro y parece que el desenlace del mundial de Brasil 2014 iba a ser en una tanda de penaltis. Pero una galopada por la banda de Schürrle comenzó a cambiar el rumbo de los acontecimientos. El del Chelsea puso un centro que controló a la perfección Götze y que le sirvió para proyectar un disparo inapelable que significaría el único gol del partido y que Alemania, por cuarta vez en su historia, fuese campeona del mundo.
Protagonistas
Manuel Neuer (7 partidos, 4 goles encajados): Determinación y confianza en sí mismo son las principales cualidades del mejor portero del mundial según la firma Adidas. Tanto es así, que si tiene que jugar como líbero y ser el que de salida al balón en la zaga, esto no le supone complicación alguna.
Benedikt Höwedes (7 partidos): Central en su equipo, el Schalke 04, Löw lo adaptado al lateral izquierdo donde ha rendido de manera correcta, lo que demuestra su versatilidad. Cuando ha tenido un oponente en condiciones, como puede ser el caso de Lavezzi, se ha resentido en momento puntuales, lo que ha hecho que se note la baja de Schmelzer.
Mats Hummels (6 partidos, 2 goles): El mariscal de la zaga germana. Colocación, anticipación y solvencia son las características del posiblemente, junto con Thiago Silva y Sergio Ramos, mejor central del momento. Además a balón parado es un comodín visto sus dos goles anotados en la cita mundialista.
Philipp Lahm (7 partidos): Al principio Löw lo sitúo de mediocentro, posición que desempeña en el esquema orquestado por Guardiola para el Bayern de Múnich, pero al final ha vuelto a su posición natural de lateral derecho. Como carrilero se ha encontrado más cómodo y ha dado mayor fluidez al juego alemán.
Per Mertesacker (6 partidos): Al principio era de la partida como compañero en la zaga de Hummels, pero ciertas imprecisiones suyas motivaron que contara con cada vez menos minutos en el combinado alemán, modificando su rol a ‘jugador de refresco’. Presencia testimonial en la final.
Jerome Boateng (7 partidos): El mayor beneficiado del bajón de Mertesacker, pues fue él quien se quedó con su plaza de titular en el centro de la defensa. Se vació completamente en la final abortando todas las jugadas de peligro del equipo argentino lo que le convirtió en uno de los mejores de la Mannschaft en ese encuentro.
Shkodran Mustafi (3 partidos): Sorprendió que Löw supliera la baja de un jugador de carácter ofensivo como Marco Reus, con la entrada de este central de la Sampdoria. Su juventud hace presagiar que tiene mucho futuro en la selección alemana donde ha empezado siendo campeón del mundo.
Sami Khedira (6 partidos, 1 gol): El exfutbolista de Stuttgart no olvidará 2014 pues en este año se ha unido al selecto club de los que ganan un mundial y una Copa de Europa en una misma temporada. Mucho más importante en la selección alemana que en el Real Madrid donde se muestra más participativo y asociativo. Su baja en la final fue un duro hándicap.
Mesut Özil (7 partidos, 1 gol): Tras su discreta temporada en el Arsenal, todo el mundo esperaba que el futbolista de origen turco fuera una de las estrellas de la cita mundialista. Sin embargo, Özil sólo ha dado alguna que otra pincelada de calidad en un torneo lleno de altibajos.
Toni Kroos (7 partidos, 2 goles): Si algún ermitaño aficionado no conocía a Kroos, con su actuación en este mundial a buen seguro que no se le olvidará su nombre. El futbolista actualmente del Bayern es uno de los motores ofensivos de la selección germana y es un buen catalizador a la hora de orquestar las jugadas de ataque.
Mario Götze (6 partidos, 2 goles): Con su gol del pasado domingo, Götze ha ingresado en el panteón futbolístico germano donde residen otros ídolos como Seeler, Beckenbauer o Matthäus. El mediocentro ofensivo alemán combina olfato de gol y desborde, puntos fuertes que ha usado Löw para que el del Bayern sea el revulsivo que cambie la dinámica de los partidos.
Bastian Schweinsteiger (6 partidos): El ‘veterano’ mediocentro bávaro llegaba levantando algunas dudas sobre su estado físico visto su discreto final de temporada en el Bayern, pero conforme iba avanzando el torneo y él iba entrando cada vez más en el juego de su equipo, las ha ido solventado. Su gran actuación en la final quedará en los anales de la historia futbolística.
Christoph Kramer (3 partidos): Pivote defensivo que entró en la lista de 23 seleccionados tras el descarte de André Hahn. Kramer es un portento físico y en el Borussia Mönchengladbach tiene la capacidad de multiplicarse para cubrir tareas por toda la medular. Löw lo incorporó para que diera equilibrio en el centro del campo, pero tuvo la mala fortuna de cuando tuvo su momento de gloria, cayó lesionado.
Thomas Müller (7 partidos, 5 goles): El máximo goleador alemán del mundial no es un delantero puro, en el sentido estricto de la palabra, por lo que actúa de falso nueve llevando por bandera su movilidad como principal recurso. Sin tener apariencia alguna de jugador referencia, el futbolista del Bayern siempre es resolutivo y muchas veces determinante.
André Schürrle (6 partidos, 3 goles): De sus botas salió el centro que significó el gol de la victoria mundialista. Pese a que en el Chelsea, Mourinho no lo ha utilizado mucho, ha llegado en buena forma a la cita brasileña. Su velocidad y garra generan muchas oportunidades ofensivas a la Mannschaft.
Miroslav Klose (5 partidos, 2 goles): Con sus dos goles en Brasil 2014 se ha convertido en el máximo goleador de la historia de los mundiales, récord que puede batir su compatriota Müller si sigue al ritmo que va. Löw lo convocó por sus galones y olfato de gol y el futbolista nacido en Silesia ha respondido.
También fueron campeones: Lukas Podolski (2 partidos), Julian Draxler (1 partido) Kevin Großkreutz, Matthias Ginter, Ron-Robert Zieler, Erik Durm, Roman Weidenfeller.
Joachim Löw: Segundo de Jürgen Klinsmann, se hizo cargo de la Mannschaft tras la marcha de este una vez terminado el mundial de Alemania 2006. En estos ocho años ha llevado a la selección a disputar como mínimo las semifinales y la ha dotado de un estilo propio y ha sabido inculcar a sus muchachos el hambre de conseguir títulos.
El futuro
Por fin jugadores como Mertesacker, Schweinsteiger, Lahm, Khedira o incluso Klose consiguen un título con su selección. A algunos de estos jugadores les quedan cuerda para seguir brindando de éxitos a la máquina germana, pero lo mejor de todo es la excelsa cantera que tiene Löw que no para de producir promesas como Ginter, Ter Stegen, Meyer, Volland o Rüdiger, que auguran un halagüeño futuro.