El pasado jueves 19 de febrero fue el Día Internacional contra la Homofobia en el Fútbol. Con esta efeméride como aliciente, la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (FELGTB) decidió importar la campaña Rainbow Laces que se ha realizado en la Premier League desde hace año y medio. La acción consiste en que los jugadores de los equipos nacionales lleven cordones con los colores del arcoíris durante sus partidos del fin de semana como símbolo de apoyo a la lucha contra la discriminación de este tipo. El nombre de esta iniciativa probablemente haya llegado a los oídos del lector, a través del hashtag en Twitter #LaLigaArcoiris.
El resultado de dicha acción ha podido verse este fin de semana. Algunos clubes han respaldado la iniciativa, llevando todos sus jugadores los cordones, y otros no se han posicionado, siendo los jugadores a título individual los que han decidido sumarse o no. También afirma Rubén López, principal responsable de #LaLigaArcoiris, que en algunos equipos ha habido jugadores que han querido sumarse pero sus clubes no lo han permitido, pero no han trascendido nombres concretos, sino tan solo la denuncia abstracta.
El Rayo Vallecano fue el primer club en sumarse a la campaña, junto a algunos jugadores sueltos de Atlético de Madrid y Getafe, y seguidos de algunos clubes menores. Sin embargo, llegado el día de 19, la acción se volvió frenética.
Una pequeña hornada de equipos de Segunda y Segunda B, entre los que destacaban Racing de Santander y Cádiz, se unió a la iniciativa. Además, la presión de entidades LGTB como el Observatori contra l’Homofòbia en Cataluña y Mafia Rosa en Galicia propició la adhesión de varios equipos en dichas regiones.
Esto significó que más de diez equipos se mostraron dispuestos a llevar cordones arcoíris a falta de entre 24 y 48 horas para que comenzara la jornada de sus respectivas divisiones. Resultado: la FELGTB desbordada, sin cordones para todo el mundo y teniendo por tanto que “racionarlos” mandando cuatro o cinco pares a cada equipo que se sumaba al final. Y aun así quedaron algunos como el Girona FC, para los que no hubo ni un solo par, pero que mostraron su apoyo a #LaLigaArcoiris y prometieron sumarse el próximo año.
El listado final de equipos ha sido de lo más variado, y más extenso de lo que parecía que sería en un principio. Pero está lejos de ser lo que puede verse en la Premier, donde raro es el club que no apoya una campaña como esta.
De Primera División sólo seis equipos (Rayo, Deportivo, Espanyol, Levante, Córdoba y Almería) han apoyado la acción. Mientras tanto, los dos grandes han permanecido ajenos a las presiones de la FELGTB y del Observatori contral’Homofòbia para que se sumaran a la iniciativa, haciendo oídos sordos (como tantos otros clubes también han hecho). Y uno de los puntos más oscuros ha sido que La Liga no haya querido sumarse como tal con el pretexto de que evitan entrar en política, cuando realizan otras campañas en contra de discriminaciones similares, como las racistas. Igualmente en Segunda sólo siete equipos de los 22 (Ponferradina, Racing, Girona, Sabadell, Llagostera, Leganés y Alcorcón) han secundado #LaLigaArcoiris. Una cifra muy lejos de ser ideal.
El balance por tanto es bueno para ser el primer año, pero queda mucho por recorrer para que la lucha contra la homofobia en el fútbol esté generalizada. Este deporte construye uno de los espacios más conflictivos para la comunidad LGTB, siendo a día de hoy impensable que un jugador pueda salir del armario ante las represalias que podría comportarle, como afirmó Paco Jémez hace ya casi dos años. Es por ello que se hace más necesario aún el éxito de iniciativas como esta.
El problema viene con la adhesión de los grandes clubes y cómo puede afectar a sus intereses económicos y deportivos. Acciones como esta suponen un gesto simbólico excelente desde la perspectiva de todos aquellos que defienden los derechos humanos y LGTB. Pero no todo el mundo tiene esa visión.
Desde los grupos ultras hasta los patrocinadores, no todos los sectores que apoyan al fútbol están a favor de la defensa de los derechos LGTB. Por parte de los primeros, muchos de ellos han aprovechado el hashtag para mofarse de la campaña, y algunos pertenecientes a clubes que se han unido a #LaLigaArcoiris (como es el caso del Espanyol) han puesto el grito en el cielo.
Ls q no mueven 1 dedo contra la homofobia en el #fútbol x no molestar a su aficción, stán apoyando a gntuza como ésta pic.twitter.com/uzAugLrTVF
— Mafia rosa (@gmafiarosa) febrero 20, 2015
En cuanto a los patrocinadores, muchos quieren evitar todo lo que sea política, y otros no desean evitarla, pero tampoco están alineados con los derechos LGTB. Y en ese sentido, contra más grande es un club, más dinero hay en juego. ¿Es casualidad que el Barcelona haya hecho oídos sordos de la iniciativa siendo su sponsor proveniente de un país donde los homosexuales no tienen derecho alguno e incluso son perseguidos? Puede. Pero no lo parece.
Tampoco todos los jugadores están a gusto con la idea de que puedan haber homosexuales en los equipos. Por tanto hay que señalar que la falta de adhesión no es tan solo cuestión de los clubes, sino también de muchos futbolistas individuales que tienen también una actitud homófoba (aunque sea de una manera más bien pasiva).
Salvar estos tres escollos no será nada fácil. Pero con acciones como las de este fin de semana quizás se puedan ir limando poco a poco las asperezas que impiden que la homofobia salga de los terrenos de fútbol. La lucha contra la discriminación está muy lejos de terminar, especialmente en este terreno, pero al menos se puede decir que ha empezado, y con firmeza.