Corría el 6 de Septiembre del 2006 y tras el enésimo fracaso de España en un Mundial (Alemania 2006), nuestra Selección afrontaba la fase de clasificación para la Eurocopa de Austria y Suiza llena de dudas e interrogantes, el rival en aquel encuentro era la débil Irlanda del Norte, propicia para iniciar el trayecto con buen pie. Aquella tarde-noche fue el día de gloria del delantero David Healy, recientemente retirado, que lideró la victoria de los de norirlandeses por 3 a 2 y supuso todo un terremoto en un combinado nacional que comenzaba a resquebrajarse por todos lados.
Había muchas dudas, Luis Aragonés no contaba con el apoyo de nadie y el grupo duro del equipo tenía el apoyo mediático. El Sabio de Hortaleza decidió por aquel entonces hacer una revolución total que acabaría con la vida de Raúl, Míchel Salgado y Cañizares (pesos pesados e incontestables) y luego con la de Albelda (gracias, Koeman) en el combinado. Ese paso, dio a la nueva era que comenzó un periplo de éxitos inigualable con la consecución de dos Eurocopas y un Mundial.
La dificultad en el mundo del fútbol y de la vida en general no es llegar, sino mantenerse. Este grupo ha sabido reciclarse y seguir el ritmo durante estos años gracias a la mano de un eficiente Vicente del Bosque. En estos momentos, España prepara el Mundial de Brasil, pero tras la derrota en la Copa Confederaciones y el momento de forma de algunos líderes del once inicial habitual no son pocas las voces que piden algún cambio en los métodos y en la convocatoria del técnico.
Está claro que el tiempo pasa para todos y los jugadores no están exentos de ello, pero bien es cierto que pensar en una revolución como aquella se puede considerar como algo temerario y exagerado. Durante estos años, hemos visto el crecimiento de grandes y buenos futbolistas de nuestro balompié, gente como Carvajal, Montoya, Bartra, Illarramendi, Ander, Beñat, De Marcos, Tello, Isco o Koke han sido profesionales que han pedido su oportunidad en el once rojo pero que no han tenido una continuidad ni un nivel que supere realmente a los que ya están consolidados. Quizás solo el centrocampista colchonero sea el único capaz de entrar para el Mundial 2014. Somos inconformistas y damos la bienvenida a las nuevas caras en contra de la trayectoria y la consolidación de un grupo, pero si observamos el rendimiento de jugadores solo la irrupción de Diego Costa rompe la monotonía grupal. El bajo rendimiento de Casillas, que no juega, o de Xavi Hernández o Puyol entra dentro del contexto habitual de sus momentos en sus carreras deportivas y no debe desembocar en un cambio brusco dentro de la estructura o el status quo de la selección.
Dejando a un lado la posibilidad de todas estas entradas y salidas, se sitúan los que ya están. Ahí es donde deberían llegar las revoluciones, pero silenciosas, sutiles y casi imperceptibles. Dentro del equipo hay momentos de forma y, en algunos casos, una temporada espectacular, habrá partidos en los que necesitemos una vuelta de tuerca y hay miembros que se están ganando ser indiscutibles dentro del once. El momento de apostar por Xabi Alonso, Busquets, Pedro, Iniesta, Fabregas y Costa, los cuales comienzan a formar el grupo de ataque que llevará la manija en Brasil implicaría un cambio de sistema, una pequeña revolución que aunque inapreciable serviría para dar un nuevo toque a la escuadra, un cambio que sorprendería a rivales, a un nuevo estudio y una nueva forma de sorprender a rivales y enemigos.
A muchos les sorprendería la ausencia de Xavi, Villa u otros jugadores que han sido claves pero el ciclo ganador en las competiciones de selecciones no suele ser tan duradero como esta España está consiguiendo. Si algo ha caracterizado a nuestro combinado es mantener la victoria a base de pequeñas variantes en el once inicial y las convocatorias. Recordemos que en la Euro 2008 se jugaba sólo con Senna, en el Mundial de 2010 se pasó a jugar con Busquets y Xabi Alonso y en la Euro 2012 pequeñas modificaciones como la llegada de Alba, la vuelta de Silva y el paso de Ramos al eje de la defensa han sido movimientos claves para el éxito. Después de la Copa Confederaciones, parece que nuestro equipo necesita un cambio y una modificación para perpetuar su dominio en las grandes citas. En donde más importante se hace la figura de Vicente del Bosque, fiel a los suyos y continuista en sus esquemas, el seleccionador tendrá la papeleta de innovar y sacrificar el peso de antiguos puntales a favor de otros compañeros que han demostrado que pueden sustituir a la perfección a otros que han visto que su tiempo ya está en el pasado.
En este mundo competitivo hay que renovarse y se puede evolucionar con mismas piezas pero haciendo un puzzle totalmente distinto que aunque al principio cueste trabajo de encajar puede y debería ser la clave de un nuevo éxito que consagraría a estas generaciones al Olimpo del deporte mundial.