Steven Naismith inscribió su nombre ese enorme volumen llamado ‘Historia de la Premier League’ al realizar un hat-trick que supuso la tercera derrota del Chelsea en este curso. El escocés se convirtió en el sexto jugador en marcar tres goles partiendo desde el banquillo además de ser el primero en completar un hat-trick frente a Mourinho en Inglaterra. Algo meritorio para un jugador que en principio no contaba para Roberto Martínez y que apunto ha estado de ser traspasado en el pasado mercado estival, y que además el fútbol es su única salida ante un problema que le atenaza desde pequeño.
Naismith creció en Stewarton, una pequeña localidad de Escocia, la cual visita que cada vez que tiene ocasión. En sus vetustas calles fue donde descubrió el fútbol que sería su principal vía de escape para las inexplicables dificultades que tenía en el colegio. Unas dificultades que un par de años más tarde recibieron un nombre: dislexia.
«Soy disléxico. Gracias al fútbol no ha sido negativo para mí, pues como jugaba bien era respetado en la escuela. Pero fue duro. No pensaba que fuera un burro, sólo pensaba que era lento. Me preguntaba siempre, ¿cómo que no puedo entender esto?. Con el tiempo fui aprendiendo a compensar esa dificultad y finalmente sólo se reflejaban en los resultados académicos» refleja el propio Steven Naismith cuya capacidad de adaptación y su deseo continuo de superación son parte de la fórmula de su éxito.
Hijo de un trabajador de los servicios sociales y de una cajera de supermercado, el atacante escocés inició su andadura en el club de su ciudad natal, o Stewarton Annick, para luego recalar en la cantera del Glasgow Rangers para terminar su desarrollo en el Kilmarnock, equipo donde jugó hasta el año 2007. Tras su paso por el Killie, Naismith volvió a los Rangers donde en cinco años se confirmó como uno de los mejores jugadores de Escocia dejando enorme muestras de calidad en partidos de alto nivel como el cruce ante el Sevilla en la Champions en 2010. Sus demostraciones en el conjunto protestante le sirvieron para firmar por el Everton en 2012, donde David Moyes recondujo su demarcación en el campo abandonando la punta de lanza y reculando hacia la zona de tres cuartos, pudiendo actuar tanto por el centro como en ambos campos, destacándose por su entrega y abnegación.
Fuera de los terrenos de juego, el jugador de 29 años demuestra constantemente una personalidad llena de humildad y altruismo. Steven Naismith es embajador de la asociación Dyslexia Scotland, recauda fondos para la gente sin recursos de Liverpool y de Glasgow, regala entradas para encuentros del Everton para los desempleados de la capital de Merseyside además de ser cara visible de la asociación Glasgow Helping Heroes que apoya a los veteranos de guerra.
Naismith llegó a la élite deportiva sin olvidar sus principios y mantiene un fuerte arraigo a sus raíces. El escocés tiene una casa a las afueras de Liverpool pero en cuanto puede se escapa a su otra propiedad en su ciudad natal de Stewarton, donde es una auténtica celebridad.
«Al final de cada temporada, reúno todas las camisetas, petos de entrenamiento y cualquier tipo de material y se lo doy todo a mi madre. Luego ella la distribuye entre toda la gente de Stewarton», confesó un Naismith que su dislexia, aquella que sólo le brindó la alternativa del fútbol, le impedirá deletrear una palabra que rezuma desde los pies a la cabeza… generosidad.