Cualquier aficionado del Barcelona que haya seguido los partidos del equipo blaugrana desde el principio de temporada se ha hecho esta pregunta con total seguridad. Después de algunas malas actuaciones y muchos errores, las dudas sobre el nivel del portero alemán se han disparado en las últimas semanas pero el cuerpo técnico del Barça sigue confiando en él.
Ter Stegen llegó al equipo de la ciudad condal con la vitola de sustituto de Víctor Valdés (algo nada fácil). Zubizarreta se lo arrebató al Borussia Mönchengladbach con tiempo suficiente como para preparar su llegada a una portería muy caliente como la del Barcelona, aunque su fichaje no se hizo oficial hasta mayo de 2014. Al principio sorprendió su llegada, más por desconocimiento y juventud (21 años) que por otra cosa, pero lo hacía como un portero de futuro con muchas opciones de ser el titular de la selección alemana en años venideros. Y enseguida Luis Enrique le dio la titularidad en la Copa del Rey y la Champions (Bravo se quedó con la Liga). Fue creciendo casi al mismo ritmo que lo hacía el propio equipo terminando la temporada a gran nivel. En Munich todavía se acuerdan del partidazo que hizo en el Allianz Arena en la vuelta de las semifinales de la Liga de Campeones pese a encajar tres goles.
Sin embargo este año todo se ha torcido. Ya en pretemporada los goles en contra se sucedían uno tras otro, pero se excusaba al alemán y al equipo con que era encuentros de preparación. Pero en el primer partido oficial, la Supercopa de Europa, cuatro goles en contra. Empiezan las dudas. Y a los tres días el partido que lo dispara todo, la ida de la Supercopa de España, y el gol de San José en el que Ter Stegen fue parte fundamental. Muchas veces se la ha acusado de pecar un poco se soberbia y ahí la demostró. Si se suman los cuatro del Celta, el asunto Ter Stegen se convierte ya en drama nacional. Diecisiete goles encajados en ocho partidos son demasiados para un portero que defiende una portería como la del Barcelona.
¿Tiene nivel para defenderla? Seguramente sí. De hecho ya lo demostró el año pasado (incluso el propio Valdés también empezó en sus inicio con muchos errores). Es joven y tiene mucho margen de crecimiento todavía, pero tiene que empezar a ganar esa regularidad que hace que un portero pase de promesa a ser un grande del fútbol. Y eso sólo se consigue puliendo fallos, con grandes actuaciones y salvando partidos, y eso de momento, esta temporada, no lo ha conseguido el alemán. Es más, algún partido se ha perdido o complicado por sus malas actuaciones. De momento, y con Bravo lesionado, la portería es suya. Cuando el chileno vuelva y ocupe su puesto en Liga, probablemente el debate se acabe. O no. Ya veremos…