Acaba de comenzar la fase de clasificación de la UEFA Euro 2016 que se disputará en tierras francesas, y ya sorprende ver a algunas selecciones que no han comenzado con buen pie. Quitando a España y su traspié en Eslovaquia, sorprende ver el mal arranque de Holanda, Turquía o Suiza. Aunque si bien es verdad, esto apenas acaba de comenzar y hay mucho margen de mejora.
Con respecto a Suiza, es una selección que tengo bastante controlada al analizarla para la guía que lanzamos con motivo de Brasil 2014 y seguirla en esa misma cita. Así que mejor centrarse en el combinado helvético que de julio hasta esta parte ha habido cambios sustanciales en su seno.
La selección helvética ha quedado encuadrada en el grupo E de la fase clasificatoria para la Eurocopa francesa. Un grupo bastante asequible, donde Inglaterra se presupone que será quién lidere y deje en un segundo plano al cuadro del estado alpino que tendrá en Eslovenia, Lituania y Estonia rivales que intentarán complicarle la vida en su lucha de conseguir el segundo puesto (recordemos que los dos primeros clasificados acceden directamente al europeo). San Marino completa un grupo, donde tendrá su eterno rol de cenicienta.
El cuadro centroeuropeo ha iniciado su andadura en este grupo de la peor manera posible pues de tres partidos disputados ha cosechado dos derrotas (la victoria era previsible ante San Marino). Pero analizando estos partidos, no se debe generar alarma, pues el primer encuentro se cayó en casa ante una Inglaterra en estado de efervescencia que está culminando un relevo generacional que le posicionará entre las grandes potencias del balompié mundial (si Hodgson no lo impide), mientras que en el segundo partido cayó por la mínima en su visita a Eslovenia, a priori el tercer rival más fuertes del grupo tras ingleses y helvecios.
Por otra parte, estas dos encuentros fallidos se podrían explicar debido al periodo de adaptación que se vive en el combinado suizo. En el pasado mundial, Suiza dejó un buen sabor de boca, que pese a tener un pésimo partido ante Francia, logró rayar a buen nivel llegando a tutear a la que a la postre sería subcampeona del mundo, Argentina, en el partido de octavos. Pero de esa selección a la actual ha habido cambios sustanciales.
El primero de esos cambios ha sido en la dirección técnica. Tras seis años en el cargo, Ottmar Hitzfeld dejó su puesto a Vladimir Petkovic, un entrenador bosnio con gran experiencia en el fútbol suizo, que la gente recordará por su reciente etapa en la Lazio. Las principales diferencias es que si bien con Hitzfeld los suizos tenían más libertad y dependían en demasía de su par de contención Behrami-Inler y de los momentos lucidos de hombres como Ricardo Rodríguez, Lichtsteiner o Mehmedi, con Petkovic en el mando, se tiende a jugar como un bloque. El técnico balcánico quiere limar el hándicap del legado anterior, la faceta defensiva, por lo que hace hincapié en lograr una defensa preventiva que no dude en ejercer presión arriba, y que por supuesto esas labores no quiten ese descaro en ataque que buenos frutos dio en Brasil 2014. Con respecto a otros cambios cabe destacar, la variación surgida en la portería donde Yann Sommer (sustituto de Ter Stegen en el M’Gladbach) ha relevado a Benaglio en el arco, si bien esta modificación a la larga es positiva, pues el exmeta del Basilea, posee muchísimo potencial.
La selección que engloba a varios campeones del mundo sub17 en 2009 (Seferovic, Kasami, Xhaka, Rodríguez), hombre por hombre, cuenta con mimbres para enderezar la situación y carburar para conseguir la clasificación para la próxima Eurocopa. Petkovic tiene aún siete partidos para dar con la tecla, más que suficiente.