El pasado miércoles se enfrentaron Sevilla y Real Sociedad y, como es costumbre en mí, aparte de ver el partido por televisión, leía los comentarios que de éste se hacían por twitter. Me llamó bastante la atención ver cómo muchos aficionados de la Real se mostraban decepcionados con la derrota. Bueno, ese sentimiento se podría decir que es normal, es lo natural tras no llevarse los tres puntos, pero lo que sí me impactó fue como muchos de los tweets que leía iban dirigidos al entrenador y en ellos se criticaba la falta de motivación y la poca idea de juego que tenía el equipo.
Tengo que reconocer que sólo he visto ese partido del equipo txuri-urdin, pero cuesta trabajo entender cómo de cinco partidos jugados, sólo han ganado uno y precisamente ha sido contra el Real Madrid. Los vascos consiguieron poner contras las cuerdas al equipo de Ancelotti remontando un marcador en contra y en ese momento sí le echaron toda la casta y el coraje que unos jugadores pueden tener.
Quizá sea eso lo que precisamente echa de menos la afición. Con Montanier al frente, la Real volvió a ser un grande y en su segundo curso consiguió que el equipo entrara en Champions, hazaña que repitió en 2013, año de su despedida. Una etapa de ensueño que es demasiado difícil de olvidar para el siempre sentimiento efímero que envuelve el balompié.
El técnico actual, Jagoba Arrasate, en un principio se ganó el puesto por méritos propios. Se incorporó al primer equipo (antes había estado en categorías inferiores) el mismo año que Montanier como su ayudante. Poco a poco fue ganando amigos dentro del club y ello le llevó a convertirse en el sustituto del francés.
No le fue del todo mal en su estreno a Arrasate pues consiguió volver a clasificar a la Real para competición europea (aunque en un escalafón menos, el de la Europa League). En Copa se plantó en semifinal, donde lo eliminaría el Barcelona y la nota negra la puso su rápido paso por la Champions, donde cayó en la fase de grupos.
Este segundo curso lo ha empezado algo peor el vasco pues se ha topado con el lastre de la pronta eliminación en la Europa League. Además, en Liga el equipo no está realizando su mejor papel, lo que ha llevado a parte de la grada blanquiazul a impacientarse e incluso a pedir la cabeza de Arrasate.
Como siempre a estas alturas, creo que aún es pronto para sacar conclusiones. La temporada acaba de empezar y quizás algunos engranajes de la máquina todavía no se han encajado bien. Lo que sí es verdad es que la Real tiene equipo para hacerlo mejor de lo que se vio el otro día contra el Sevilla, donde el portero Zubikarai fue el mejor hombre con diferencia.
Aunque pueda sonar a frase manida, en esto de fútbol lo importante no es cómo se empieza sino cómo se termina. Quién sabe si de un comienzo desconcertante la Real puede evolucionar a una de sus mejores temporadas. Quedan un sinfín de jornadas e intentos todavía por delante y de momento sólo resta jugar.