Hace escasos días Gibraltar disputó su primer amistoso como miembro de pleno derecho de la UEFA. Lo hizo en el Estadio do Algarve en las localidades portuguesas de Faro y Loulé a 234 kilómetros del Peñón y el combinado ‘llanito’ obtuvo un meritorio empate a cero ante Eslovaquia. Este partido supone el comienzo de algo que la RFEF luchó con todas sus fuerzas para evitarlo, el reconocimiento de la colonia británica y su admisión en todas las competiciones europeas.
Fundada en 1895, la Asociación de Fútbol de Gibraltar (GFA), la octava más antigua del mundo, no solicitó su entrada en la UEFA hasta el año 1999 tras intentarlo dos años antes en la FIFA y esta instarla a que primero debería ser miembro de su correspondiente organización territorial. Desde el primer momento de su intento de pertenecer al organismo europeo, Gibraltar tuvo la firme oposición de la RFEF que ejerció toda su influencia para que se desestimara su petición.
La UEFA que no quería molestar a una de sus federaciones más potentes ideó una estratagema para satisfacer las exigencias españolas, así en 2001, el organismo europeo cambió sus estatutos para que sólo las asociaciones de países reconocidos por las ONU como Estado independiente puedan convertirse en miembros, lo que significa desestimar la petición gibraltareña.
Pero la petición de la GFA había sido presentada antes de la modificación de los estatutos y a eso se aferraron los gibraltareños y recurrieron al TAS que le dio la razón hasta en dos ocasiones (2003 y 2006) y que obligó, tras el segundo fallo, a la UEFA a admitir a Gibraltar como miembro provisional.
El primer paso ya estaba dado, pero para la admisión plena Gibraltar necesitaba los votos de los miembros de la entidad y en 2007 se realizó la primera votación. Fracaso absoluto de las aspiraciones gibraltareñas que vieron como la propaganda de Villar hacía efecto y se rechazaba la propuesta por 47 votos en contra, sólo tres a favor y cuatro abstenciones.
Pero tan sólo cinco años después el chasco de la GFA se tornó en júbilo tras conseguir el apoyo expreso de Platini, algo que alentaba lo inevitable, pues unos meses después Gibraltar sería admitida como miembro de la UEFA con tan sólo la oposición de España y Bielorrusia.
Así Gianni Infantino anunciaba que la lucha de más de diez años de Gibraltar se tornaba en éxito por un mero resquicio legal que determinaba la no retroactividad de la modificación estatuaria. Esto da pie a la posibilidad de lanzar curiosos planteamientos como el caso de que si la Federación Catalana de Fútbol hubiese solicitado su admisión antes del 2001, ahora se podría ver la senyera en Saint-Dennis en un Francia contra Cataluña o que Kosovo, un estado de facto, reconocidos por muchos países pero aún no por la ONU, no pueda formar parte de la UEFA y sus jugadores se diseminan en diferentes selecciones, al no poder sortear unos estatutos elaborados para un caso concreto.