El 25 de junio de 1991 los parlamentos de Croacia y Eslovenia proclamaron la independencia de sus repúblicas y daban comienzo a las cinco guerras de secesión que destruyeron la antigua Yugoslavia. La guerra se llevó prácticamente todo por delante. Todo, excepto el Derbi Eterno de Belgrado (Večiti Derbi) entre el Partizan y el Estrella Roja, que este domingo vivirá su 185ª edición en la novena jornada de la Jelen Superliga serbia, en lo que es una de las rivalidades más furibundas del fútbol mundial.
Las guerras han marcado la historia de estos dos conjuntos. Por una lado, la Segunda Guerra Mundial, cuyo fin supuso la creación de ambas entidades allá por el año 1945. Como la gran mayoría de los equipos del este de Europa en la postguerra, ambos partieron de bases políticas; primero fue el Fudalski Klub Crvena Zvezda, el día 4 de marzo, representando al Partido Comunista Yugoslavo y siete meses más tarde con el apoyo del Ejército Popular Yugoslavo, que protegió y liberó al país de la Alemania nazi y cercano al Mariscal Tito nacía el Fudalski Klub Partizan. La lucha de poder entre los Ministerios del Interior y de Defensa fue el germen de estos 69 años de odio cada vez más creciente al ir eliminando rivales con el desmembramiento yugoslavo (Hajduk Split, Dinamo Zagreb, NK Maribor) y su doble enfrentamiento anual se convierte en un episodio de violencia y racismo al chocar dos ideologías opuestas. La formación militar, como consecuencia de las guerras de secesión yugoslavas, de los integrantes de ambas hinchadas tampoco ayuda a que reine un clima de tranquilidad aunque, eso sí, tanto los ‘Delije’ (“héroes”) del Estrella Roja como los ‘Grobari’ (“sepultureros”) del Partizan dan un colorido inigualable a este encuentro, que llegó a congregar a 108.000 espectadores en el Pequeño Maracaná, siendo el récord de asistencia a un encuentro de fútbol en Europa hasta la fecha.
Los enfrentamientos entre estos dos conjuntos son como finales, pues entre ellos se disputa el título serbio; hasta la fecha el Partizan (actual campeón) y el Estrella Roja están empatados en número de títulos con 26, aunque el Partizan tiene 15 de la Serbia independientes (7 de las últimas 8) y presume de ello. Este empate se romperá pronto pues el Estrella Roja domina la la Superliga serbia con una autoridad insultante con 25 puntos de ventaja sobre el segundo y 29 sobre su el Partizan, hundido en la cuarta plaza preso de una crisis galopante.
Si el fin de la Segunda Guerra Mundial supuso el nacimiento de estas dos entidades, el comienzo de las guerras yugoslavas supuso el fin de su grandeza a nivel europeo. Ese mismo año, en 1991, el Estrella Roja se había proclamado campeón de Europa al derrotar en Bari al Olympique de Marsella en la tanda de penaltis con la generación de Belodedici, Savicevic, Prosinecki, Pancev, Jugovic o Mihajlovic, convirtiéndose en el primer y único equipo de la extinta yugoslavia en coronarse como rey de Europa. En diciembre de ese mismo año se convirtió en el primer y único equipo de la Europa del Este en conquistar la Copa Intercontinental, al derrotar en Tokio por 3-1 al Colo Colo chileno, con dos goles de Jugovic y otro de Pancev. Hasta ese hito era el Partizan el que sacaba pecho al ser uno de los fundadores de la Copa de Europa y finalista de la misma en 1966, con su generación de oro encabezada por Hasanagic, Soskic, Jusufi, Kovacevic, Galic o Becejak, donde cayó ante el Real Madrid ‘yé-yé’. Luego estalló la guerra y sólo el Partizan ha vuelto a disputar la fase de grupos de la Champions League.
El encuentro de este sábado llega como la única oportunidad del Partizan de salvar su temporada, siendo el primer equipo en batir en esta Liga a su máximo rival y dando así una alegría a la afición que abarrotaran el Stadion Partizan. Porque este partido trasciende mucho más allá de la clasificación, se trata de una cuestión de orgullo.