El pasado a veces queda lejos pero otras no tanto. En enero de 2007, aunque parece mucho más tiempo, el Atlético de Madrid fichaba en el mercado invernal a un joven brasileño, prácticamente desconocido, al que rápidamente cedía al Sporting de Braga. El jugador, tras su paso por el equipo del norte de Portugal, estuvo a préstamo en varios clubes de Segunda División. Albacete y Celta fueron los afortunados. Unos años después de su paso por Castilla la Mancha, y cuando todavía estaba lejos de triunfar, un albaceteño me comentó: “ese tío es una bestia”. Y no le faltaba razón.
Sí, ese futbolista es Diego Costa, cuando esta persona hacía referencia a ese término lo decía ensalzándolo como buen delantero y hablaba del potencial que parecía tener. Mientras, en su paso por segunda para la gran mayoría no parecía un jugador tan brillante. Eso sí, su entrega y lucha, además de sus desvaríos con el rival, eran una impronta que ya atesoraba y que no ha abandonado a día de hoy.
Unos años después sería el Rayo Vallecano el que lo disfrutó (aunque sólo seis meses), y vaya si lo hizo. Sandoval le dio la máxima confianza al delantero brasileño y éste se salió. Gol tras gol empezó a cimentar al increíble delantero que es en la actualidad. Tras esta mitad de temporada excelente volvió a las orillas del Manzanares y ya no se movió. Por momentos, incluso, robó el protagonismo a Radamel Falcao. Costa consiguió ganarse el fervor de la hinchada rojiblanca. Además, siempre contó con el apoyo de Simeone al que le encantan los jugadores con garra, exactamente como era él.
Así es el pasado de Diego Costa y el presente ya lo saben, él es el jefe, el dueño de la delantera atlética y Villa, sí Villa, su acompañante. Ahora, el jugador ya nacionalizado español es uno de los arietes de referencia en el ‘Planeta Fútbol’. La única pega es que sus formas no son del gusto de todos. Esa manera de buscar al rival, de querer crear una confrontación muchas veces deja un sabor amargo en unos espectadores que no dudan de su calidad. Además, Costa a veces cae en la propia pelea que él mismo se encargó de organizar y se va de los partidos. Otras veces saca a los defensas del choque y él se encarga de dar los puntos al equipo del Calderón.
Pasión, entrega, lucha… Diego tiene una forma especial de vivir el fútbol y con sus artes a utilizar podremos estar más o menos de acuerdo pero con su capacidad de trabajo, sacrificio, facilidad para el esfuerzo y la buena relación que vive con el gol esta temporada hacen del hispano brasileño un jugador a tener muy en cuenta. Algo que ya nadie duda y menos en tierras albaceteñas donde ya intuían que la oruga con la que contaron sería una gran mariposa.
El buen momento que vive y su decisión de no jugar con Brasil harán al futbolista acudir al Mundial que se celebra en su país natal con la elástica roja del combinado dirigido por Vicente del Bosque. Para muchos puede ser un error la llegada de Costa a la selección, pero en mi opinión es un gran acierto. Encajará bien con el equipo, su actitud es la de pensar en trabajar y ganar exactamente la misma que la de la selección. Y además da a España un plus, los bajitos tendrán un nueve que presione la salida del balón y que ‘muerda’ a los centrales rivales. Tengo ganas de verlo. A día de hoy en mi mente el símil más parecido que crea es Samuel Eto’o en el Barça y no es moco de pavo. Yo no sé ustedes, pero yo no lo dudo, lo quiero en la selección, lo quiero en mi equipo.
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Se te ha pasado por alto su paso por el Valladolid (primer equipo en que estuvo en Primera, y en el que también se salió). Pero aún así, genial tu artículo Nacho.